Para oponerme al intento de imponer al
hombre, criatura que crece y puede demostrar bondad, que es capaz de beber el
néctar de los labios barbados del Señor, para oponerme al intento de imponerle
leyes y condiciones sólo apropiadas para una creación mecánica, levanto la
cerada pluma...
Descubriendo el estrecho
CAPÍTULO 1- SAGUNTO Nos dijeron que había que sacar el barco de Europa y la ruta más corta que encontramos era Argelia. Argelia, sí, donde operan Al Qaeda y Bin Laden y la Lonely Planet dice que el índice de asesinato es muy alto y no lo recomienda para el turismo, y el barco tiene bandera norteamericana. Ningún hombre debería despreciar sus presentimientos ni las advertencias secretas de peligro que a veces recibe, aun en momentos en los que parecería imposible que fueran reales. Mi corazón se ponía incómodo al pensar en cruzar esas 300 millas náuticas vacías sin tierra para llegar a un puerto que se alejaba del concepto de refugio seguro; primero porque el Mistral de la semana anterior había dejado mi moral golpeada y la posible idea de navegar otro viento fuerte o alguna tormenta erizaba mi paciencia -temer al mal es mucho peor que padecerlo-, y segundo porque eso de tocar puerto y salir al instante no sonaba muy alentador para mi espíritu viajero. Nos contactamos con
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